Ser Jarl en el inhóspito norte es más que ser poseedor de un título, no es un honor legado por los antepasados ni un derecho innato de los apellidos más afamados.
Ser Jarl entre los enanos más fieros y más apasionados por el combate, quiere decir mucho, un líder fuerte, astuto y capaz de inspirar la más sincera lealtad de sus guerreros.
Como los grandes líderes militares del norte, los Jarls cuentan con el mando de gran número de tropas, entre las que actúan como su señor.